Descripción
Los libros de texto tienen la capacidad de poner a todo el mundo de acuerdo. Docentes, estudiantes, padres, Administración, librerías, editoriales y cualquiera que pase por allí encuentran motivos de queja, obviamente diferentes, ante cualquier ejemplar. Para que esa unidad de opinión encuentre más motivos ofrecemos un nuevo texto para la materia de Filosofía de Primero de Bachillerato. Que nadie se engañe; el autor no se sitúa fuera de esa comunidad de opinión. Hay toda una serie de restricciones que lo atormentan, empezando por la más importante, que es su propia ignorancia y limitación en todas las facetas. Sin embargo, la queja cómoda que se lleva el viento no sirve más que de desahogo inane. De ahí que, con todos los condicionantes, el autor emprendiera y concluyera la tarea de escribir un libro frente al que la queja propia fuese también autoinculpación. Estas páginas que siguen son el cuerpo de la víctima, el arma del delito, el relato de los hechos, el modus operandi de una obra que no es ni tan siquiera un crimen perfecto. Diseccionando el resultado encontramos que los distintos temas y reflexiones se extienden, tautológicamente, lo que se extienden. Podían haber sido más, difícilmente podían haber sido menos. Los condicionantes son muchos y de muy diversa índole (currículum, contexto, destinatarios, intereses e, incluso, motivos ocultos que solo un largo, profundo y caro análisis psicoanalítico sería capaz de sacar a la luz). El resultado es, de nuevo tautológicamente, el que es. Estas páginas están condenadas a ser absorbidas por un olvido que el autor derrame sobre ellas, en aras de otras nuevas. Serán entonces más actuales, más completas, más adecuadas. Todas descansarán sobre los hombros de estas.